CLASES DE DANZA PARA MI HIJO, SÍ O NO? – Por Florencia Sacco

En los tiempos modernos, en donde la cantidad de ofertas de actividades para niños es avasallante, tener una noción general de qué beneficios aporta cada una de ellas puede ser un buen punto de partida para poder decidir cuáles incorporar a sus rutinas.

A diferencia de lo que muchos creen, la danza es algo innato en los niños. Desde bebés, cuando aún carecen de lenguaje verbal, los niños se mueven de forma natural, y expresan sus sentimientos a través del cuerpo. Sin embargo, la diferencia de esos movimientos espontáneos e improvisados con el baile, es que estos se vuelven conscientes y más estructurados.

Por tanto, la danza es un método natural para el aprendizaje. Es una forma básica de expresión cultural y un idioma universal. Incentivar estos hábitos naturales y pulirlos, tiene muchos beneficios para el niño, que conservará a lo largo de su vida. Estos no solo tienen que ver con un nivel físico, sino también con un nivel social y emocional.

Enumeramos a continuación varios de estos beneficios de manera clara y concreta.

Desarrollo físico: El baile a edades tempranas ayuda a los niños a desarrollar el control de su cuerpo, mejorar la coordinación, el equilibrio, los reflejos y el control espacial, al tiempo que desarrollan la psicomotricidad, la armonía y la concentración. Al bailar, se utiliza todo el cuerpo, se desarrolla la fuerza física y la resistencia. Se corrige la postura corporal, ganándose elasticidad y colaborando en el desarrollo muscular y de la columna vertebral.

Madurez Emocional: La danza promueve la salud psicológica y la madurez de los niños. A través del movimiento creativo, los niños pueden disfrutar expresando sus emociones y tomando conciencia de sí mismos y de los demás compañeros. El movimiento dentro de una clase de baile, ofrece una salida estructurada a la liberación de energía tan necesaria en los pequeños. Conseguir objetivos y desarrollar habilidades, les ayudará a fortalecer su autoestima y a aumentar la confianza en sí mismos.

Creatividad e imaginación: La danza desarrolla la sensibilidad de los niños, permitiendo que fluyan sus sentimientos con total libertad. A su vez, en las clases de danza, existen espacios especializados para la creación individual y colectiva; estimulando así la creatividad y el desarrollo de la imaginación personal y grupal.

Medio de comunicación: La danza se puede considerar como una forma de comunicar ideas, pensamientos y sentimientos de una manera no verbal. Muchos niños tienen dificultades para transmitir sus ideas a través del lenguaje convencional, y encuentran en el movimiento una forma alternativa para hacerlo. La danza también puede fortalecer el desarrollo de la alfabetización en los niños, ya que utilizan su imaginación para formular ideas, crear personajes y narrar historias.

Habilidades sociales: Las clases de baile suelen desarrollarse en grupo; aportando grandes beneficios sociales para ellos, en la medida que se sienten parte de un colectivo que comparte sus mismos intereses y motivaciones.  Se estimula así el trabajo en equipo, la cooperación y la interacción entre ellos.

Disciplina: La danza enseña disciplina tanto física como mental, ayudando al desarrollo de la personalidad de los niños. En su adultez, el niño aplicará esta característica aprendida tanto en sus carreras, tengan que ver con el arte o no, como en sus metas de vida. Si hay algo que el estudiante de danza no concibe, es darse por vencido!

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